sábado, 2 de julio de 2011

Metidas de pata

Recientemente tuve una nueva metida de pata.
Siempre trato de ser simpática con las mujeres embarazadas y, hace un par de meses, queriendo comprar un número del Pozo Millonario, fui a la isla de la Lotería, que está en el segundo piso del Mall del Sol, mientras la persona me atendía, al ver su prominente abdomen, muy sonriente y amable, y con voz de alegría compartida, le pregunté:
-"Cuántos meses tiene?"
Entonces, antes de tener su respuesta, sentí en su mirada toda la molestia que se puede sentir por un comentario fuera de lugar, e inmediatamente, escuché su voz que dijo:
-"No estoy embarazada, soy gorda".
Por supuesto que quise salir corriendo, y sin pensarlo, o me imagino que mi subconsciente pensó que iba a "arreglar" la metida de pata, escuche mi voz decir:
-"No, usted no es gorda, está barrigona"
Otra vez la misma mirada o, mejor dicho, una mirada con ganas de desaparecerme:
-"Bueno, estoy barrigona".
Aunque no lo dijo, por su tono de voz, debe haber pensado: -"Y a usted no le importa"...
Pagué, agarré mi número, agradecí, y, en lugar de salir corriendo, fui a buscar a Carmen, para que vea a la señorita y me diga si le parecía embarazada o no.
He regresado unas cuantas veces más, con diferentes personas, dando vueltas por la isla para escuchar otra opinión, y no he conseguido a nadie que esté de acuerdo conmigo, lo que me hace entender la molestia que causé.

2 comentarios:

  1. A veces sucede que hacemos sentir mal a otras personas sin querer.

    Maggy

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  2. Pero eso de volver y volver y volver a contemplarla ..., ya lo tuyo es premeditado.

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